Detrás
de las sonrisas?
Entre
los alfileres?
En la
duda?
En el
rezo?
En
medio de la herrumbre?
Asomado
a la angustia,
al
engaño,
a lo
verde?...
No
estaba junto al llanto,
junto
a lo despiadado,
por
encima del asco,
adherido
a la ausencia,
mezclado
a la ceniza,
al
horror,
al
delirio.
No
estaba con mi sombra,
no
estaba con mis gestos,
más
allá de las normas,
más
allá del misterio,
en el
fondo del sueño,
del
eco,
del
olvido.
No
estaba.
Estoy
seguro!
No
estaba."
Oliverio Girondo.
Sigo intentando hallarme,
en medio de estas paredes que ya no son las mías,
estas sabanas que no
reconocen mi cuerpo, pese a ser las mismas de siempre…
He regresado a mi rutina,
tan mía, que sin darme cuenta siquiera, caigo en la cuenta que me es extraña…
Es mi silla, mi mesa, mi
destapador y mis copas… son mis ventanales y el ruido de la ciudad que continúa
viviendo afuera y alrededor… sin embargo todo me es ajeno, no reconozco
siquiera las luces, que ahora prendidas, me permiten apreciar que todo sigue en
su lugar.
Intento hallarme.
Afanosamente. Esperanzadamente… desconsoladamente.
Me miro al espejo porque sé
que será mi imagen la que devuelva… y sí, sigo siendo yo. Afortunadamente
conservo por fuera cada detalle que me permite reconocerme en esos ojos que me
miran sin ver. Sí, por fuera todo sigue como siempre.
Me hago una con esta casa
que no es ni pequeña ni grande… simplemente es. Me convierto en los suelos y el
cielo raso, transformo mis brazos abiertos en umbrales y mis dedos en puertas…
quizá encuentre de nuevo los cimientos y me permita saber la respuesta, pueda
finalmente saber donde y cuando, para así dejar de preguntar “por qué”. Esa es
la única respuesta que me sé… pero me reconozco poco aficionada a recordarla.
Intento hallarme. Y a la
vez no quiero… porque sé que para hacerlo debería ir a buscarte.
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