31 jul 2012

Ven acuéstate a mi lado...


Ven, acuéstate en mi olvido, para así nunca olvidarte,
para saber que no te has ido y en mi así retenerte...
Ven, deshílate en mi herida y cúrala con tus besos,
que la inserción se de por vencida y hagan de mis labios presos...
Ven acurrúcate en mi sueño para que no despierte el olvido,
Ven, acuéstate conmigo para que no me hagas olvidarte...
Que la soledad tengo miedo, a ser un hombre deshabitado...
Amor recuéstame en tu cielo, ven acuéstate a mi lado.

Txus, de El Mago de Oz.


Long Way To Happy - Pink

I'll keep on rolling down this road,
But I've got a bad, bad feeling...

28 jul 2012


Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril.


Una bonita mañana de Abril, en una estrecha calle del barrio chic de Harujuku en Tokio, me crucé andando con la chica 100% perfecta.
Diciendo la verdad, ella no era tan guapa.
No destaca de una manera concreta. Sus ropas no tienen nada especial. La parte de atrás de su pelo todavía está aplastada por haber dormido. No es joven, tampoco. Debe estar cerca de los treinta, nada cercano a una chica, hablando con propiedad. Pero aún así, lo sé desde 50 metros a la distancia: Ella es la mujer 100% perfecta para mí.
En el momento en que la veo, siento un retumbar en mi pecho y mi boca está tan seca como un desierto.
Quizás ustedes tengan su particular tipo favorito de chica – perfecta con tobillos delgados, digamos, o grandes ojos, o dedos graciosos, o se vean atraídos sin una razón, por aquellas que se toman su tiempo con cada comida.
Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. Algunas veces en un restaurante, cuando me doy cuenta, estoy mirando a una chica de la mesa de al lado a la mía porque me gusta la forma de su nariz.
Pero nadie puede insistir en que la chica perfecta se corresponde con algún modelo preconcebido. Aunque me gustan mucho las narices, no puedo recordar la forma de la nariz de ella, o incluso si ella tenía una. Todo lo que puedo recordar con certeza es que ella no era una gran belleza. Es extraño.
“Ayer en la calle me crucé con una chica perfecta”, le digo a alguien.
“¿Sí?” el dice. “¿Guapa?”
“No realmente”
“¿Tu tipo favorito, entonces?”
“No lo sé. No parece que recuerde algo de ella: la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho”
“Extraño”
“Sí. Extraño”
“De cualquier manera”, él dice ya aburrido, “¿que hiciste, hablaste con ella? ¿La seguiste?”
“No. Solo me crucé con ella en la calle”.
Ella iba hacia el Oeste, y yo hacia el Este. Era una bonita mañana de Abril.
Hubiera deseado hablar con ella. Media hora hubiera sido todo: sólo preguntarle por ella, hablarle de mí, y – lo que más me habría gustado hacer -, explicarle las complejidades del destino que condujo a nuestro encuentro en una estrecha calle en Harajuku una bonita mañana de Abril de 1981.
Después de hablar, habríamos comido en cualquier sitio, quizás visto una película de Woody Allen, o parado en un bar de hotel para tomar unos cocktails. Con algo de suerte, podríamos haber acabado en la cama.
La potencialidad llama a la puerta de mi corazón.
¿Cómo me puedo aproximar a ella? ¿Qué le debería decir?
“Buenos días, señora. ¿Piensa que podría compartir media hora de conversación conmigo?”. Ridículo. Hubiera sonado como un vendedor de seguros.
“Perdóneme, ¿sabría por casualidad si hay una tintorería abierta las 24 horas en el barrio?”. No, igual de ridículo. No llevo ni ropa sucia, en primer lugar. ¿Quién va a creerse una cosa así?
Quizás, la simple verdad lo haría. ”Buenos días. Usted es la chica perfecta para mí.”
No, ella no lo creería. Incluso si lo creyese, ella no querría hablar conmigo.
“Perdón”, podría decir, “puede ser que sea la mujer perfecta para ti, pero tu no eres el hombre perfecto para mí.” Podría pasar. Y si me encontrase en esa situación, probablemente me querría morir. Nunca me recuperaría de ese shock. Tengo 32 y esto es lo que significa hacerse mayor.
Pasamos frente a una floristería. Una cálida, y suave brisa de aire toca mi piel. El asfalto está húmedo y siento el olor de las rosas. No me atrevo a hablarle. Ella viste un jersey blanco, y en su mano derecha sostiene un sobre blanco que carece de sello. Por lo que deduzco que ha escrito a alguien una carta, quizás estuvo toda la noche escribiendo, a juzgar por las ojeras en sus ojos. El sobre podría contener todos los secretos que ella hubiese tenido siempre.
Avanzo un poco más y me doy la vuelta. Ella se pierde entre la multitud.
Ahora, por supuesto, sé exactamente que debería haberle dicho. Habría sido un discurso largo, demasiado quizás para haberlo desarrollado adecuadamente. Las ideas que se pasan por la cabeza no son nunca muy prácticas.
Bien. Hubiera comenzado “Erase una vez” y terminado “Una triste historia, ¿no cree?”
Erase una vez, un chico y una chica. El chico tenia 18 años y la chica 16. Él no era especialmente guapo, y ella tampoco. Solo eran un hombre y una mujer solitarios como todos los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en alguna parte del mundo había un hombre y una mujer perfectos para ellos. Sí, ellos creían en un milagro. Y ese milagro ocurrió realmente.
Un día los dos se encontraron en una esquina de una calle.
“Esto es increíble,” él dijo “Te he estado buscando toda mi vida. No lo creerás, pero tú eres la mujer perfecta para mí.”
“Y tú”, dijo ella, “eres el hombre perfecto para mí, exactamente como te había soñado en cada detalle. Es como un sueño.”
Se sentaron en un banco del parque, se cogieron de las manos, y se contaron sus historias el uno al otro hora tras hora. Ellos ya no estaban más solos. Habían encontrado y sido encontrados por su pareja perfecta. Qué cosa maravillosa es encontrar y ser encontrado por tu pareja perfecta. Es un milagro, Un milagro cósmico.
Mientras conversaban sentados, sin embargo, una pequeña, pequeña sombra de duda enraizó en sus corazones: ¿Estaba bien que los sueños de alguien se hicieran realidad tan fácilmente?
Y así, cuando se produjo una pausa momentánea en su conversación, el chico le dijo a la chica: “Vamos a probarlo para nosotros una vez. Si realmente somos el amor perfecto del otro, entonces alguna vez, en algún lugar, nos encontraremos otra vez sin duda. Y cuando pase, sabremos que somos la pareja perfecta, y nos casaremos. ¿Qué piensas?”
“Sí,” dijo ella, “eso es exactamente lo que deberíamos hacer.”
Y entonces se separaron, ella fue al Este, y él al Oeste.
La prueba que habían acordado, sin embargo, era innecesaria. No la deberían haber realizado, porque eran real y verdaderamente la pareja perfecta, y era un milagro que se hubiesen encontrado Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran.
Las frías, indiferentes olas del destino continuaron sacudiéndolos despiadadamente.
Un invierno, el chico y la chica cayeron enfermos de una terrible gripe, y después de luchar entre la vida y la muerte, perdieron la memoria de sus años más tempranos. Cuando se dieron cuenta sus cabezas estaban vacías.
Fueron dos brillantes y decididos jóvenes, sin embargo, y gracias a sus esfuerzos constantes fueron capaces de adquirir otra vez el conocimiento y el sentimiento que les posibilitó volver como miembros hechos y derechos a la sociedad. Gracias a Dios, se convirtieron en ciudadanos que sabían como utilizar el metro, o ser capaces de enviar una carta especial al correo.
También experimentaron el amor otra vez; algunas veces, como mucho al 75% u 85%.
El tiempo pasó con una rapidez espantosa, y pronto el muchacho tuvo 32 años, la muchacha 30.
Una preciosa mañana de Abril, en busca de una taza de café para comenzar el día, el muchacho andaba del Oeste al Este, mientras la muchacha, teniendo la intención de enviar una carta, andaba del Este al Oeste, los dos sobre la misma estrecha calle del barrio de Harajuku en Tokio.
Se cruzaron en el centro mismo de la calle.
El destello más débil de sus memorias perdidas brilló tenuemente por un breve momento en sus corazones. Cada uno sintió un retumbar en su pecho. Y ellos supieron:
Ella es la mujer perfecta para mí
Él es el hombre perfecto para mí.
Pero el brillo de sus memorias era demasiado débil, y sus pensamientos ya no tenían la claridad de catorce años antes.
Sin una palabra, se cruzaron, desapareciendo entre la multitud. Para siempre.
Una triste historia, ¿no cree?
Si, eso es, eso es lo que debería haberle dicho.

HARUKI MURAKAMI (JAPÓN, 1949)

El Duelo - La Ley

27 jul 2012

Informe sobre caricias.


La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen.

La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada.

Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria.

Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tiene tacto.

Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia.

Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma

sino su continuación.


Mario Benedetti.

Solo Con Un Beso - Ricardo Montaner


La que en silencio logra todo en mi, solo con un beso...

25 jul 2012

Y yo vuelvo a proponerte: Jugamos rayuela?

Fotografía: Mariela Lo Manto.


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entre-abriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar - Rayuela. Capitulo 7

Stars - Simply Red

Directo a tus brazos...


Intercambiamos?


Los Amantes Desconocidos




La sociedad de Amantes Desconocidos de Flores fue tal vez la entidad más secreta del barrio. Su misma naturaleza hacía imprescindible la discreción.
Hace algunos años, cada vez que alguien recibía una carta de amor sin firma los hombres sabios no vacilaban en atribuirla a la Sociedad. Era esto un error: siempre han existido enamorados ocultos, sin que haga falta inventarlos.
Por otra parte, cabe razonar que la obra de los Amantes Desconocidos sólo pudo tener buen efecto en la medida en que no les fuera atribuida.
Se calcula que en los años de su actuación, la Sociedad fraguó más de dos mil historias de amor.
El procedimiento habitual era sencillo. Sin mayores ceremonias se elegía a una persona cualquiera. La mayoría de las veces se trataba de solitarios, melancólicos, desengañados, aburridos o simplemente amigos a quienes la entidad deseaba favorecer.
El paso inmediato consistía en crear un amante ficticio para la persona elegida. Un equipo de ingeniosos creativos se encargaban del asunto. A los ingenieros les inventaban adolescentes pícaras. A las modistas de la calle Morón les dibujaban nobles arruinados. A los Hombres Sensibles les hacían amantes románticas y trágicas, pero también muy pechugonas, que eran una verdadera delicia.
Una vez establecidas las características generales del amante ficticio, se enviaba la primera comunicación. Así, muchos hombres y mujeres de Flores recibieron sorpresivas declaraciones anónimas que los llenaron de estupor.
Se transcribe a continuación la carta que llevara el número de orden 1114.

"Querido ingeniero Atilio D. Gallardo:
Le escribo desde las tinieblas de mi soledad. Le ruego que me disculpe si
usurpo su preciosa intimidad. Pero existe, mi querido ingeniero, un sentimiento dentro de mí que ya no puedo dominar. Es preciso que usted sepa que lo amo, ingeniero. Usted no me conoce... O para decirlo mejor: usted jamás ha reparado en mí. ¿Quien soy...? No creo que valga la pena que usted lo sepa. Digamos que me llamo Luisa, aunque ese no es mi verdadero nombre. Algunos dicen que soy joven y hermosa, pero tal vez exageran. Ah... si supiera, ingeniero, cuántas veces he llorado por usted.
Si supiera cuántas noches he despertado llorando y pronunciando su nombre: Atilio. En mi cuarto tengo un pequeño retrato suyo que he recortado de la revista "Temas de la construcción." Usted tal vez se ría de los delirios de una pobre muchacha enamorada. Pero ya no puedo luchar mas contra mi corazón, ingeniero.
Quiero proponerle algo. Escríbame. Cuénteme algo de su vida. Desde luego,
todavía no pienso revelar mi verdadera identidad, de modo que deberá usted dirigirse a Luisa, Casilla de Correo 32.
Un beso apasionado de su Luisa."

Después comenzaba la verdadera historia. El ingeniero respondía, Luisa escribía otra vez, el ingeniero reclamaba un encuentro, Luisa se negaba... Y entre carta y carta se iban conociendo e interesando cada vez mas.
Por supuesto, el encuentro no debía producirse jamás. Y esta es en verdad una regla de oro de los amantes desconocidos, reales o ficticios.
Toda relación deberá girar alrededor de un encuentro futuro. Pero es fundamental el no encontrarse nunca. Las razones se ven venir: todo amante desconocido es perfecto. Tiene la cara que uno desea. Es, a nuestro capricho, morocho, rubio o ambas cosas a un tiempo. El amante desconocido no tiene defectos, no tartamudea, no fastidia con cosas cotidianas. Pero hay una virtud fundamental: por no ser nadie es también todas las personas del mundo. Si se comete el desatino de darle una identidad cierta, el amante desconocido se achica, aunque sea un ángel. Si es alto, ya no podrá ser petiso. Si es atlético, ya no podrá ser enclenque. Si es Juan, ya no podrá ser Pedro. Si es Luisa, ya no podrá ser Esther.
Por estos mismos motivos, la Sociedad de Amantes Desconocidos jamás enviaba fotografías aunque si las reclamaba de sus beneficiarios. La actividad de estos filántropos tenía por objeto combatir la soledad y la desdicha. Y cabe señalar que su acción despertaba en los vecinos del barrio un sano espíritu de emulación. Al conocer la existencia de enamorados secretos, muchas personas descubrían dentro de sí esa misma condición. Y así, junto a los amantes de ilusión creados por la Sociedad, cundieron los amantes secretos verdaderos.
En sus buenos tiempos, Manuel Mandeb se carteaba con cuatro amores misteriosos.
El pensador sospechaba que por lo menos dos eran obra de la Sociedad, más que nada, por el papel barato de las cartas. Pero sus investigaciones lo llevaron a comprobar la existencia cierta de las otras dos. Una de ellas resultó ser una compañera de un curso de guitarra que Mandeb seguía penosamente. Cuando el hombre se presentó ante ella con las cartas en la mano, la chica rompió a llorar y huyó para siempre.
La última de las amantes secretas era -según se supo mucho después- Beatriz Velarde, la piba más hermosa de Flores, de quien -a su vez- Mandeb era enamorado secreto en otra colección de cartas.
Pero estaba escrito que Manuel y Beatriz no se amaran nunca.
El ingreso a Amantes Desconocidos de un grupo de redactores humorísticos y malévolos provocó una serie de catástrofes que marcaron al decadencia de la Sociedad.
Estos profesionales, que perseguían únicamente la diversión personal, empezaron a enviar cartas a damas casadas y a urdir toda clase de intrigas chuscas.
De este modo consiguieron que la Sra. Aurora B. de García Vassari se presentara a las cuatro de la mañana con una vela en la mano en el fondo del pasaje Trieste.
Asimismo fueron los culpables de infinidad de divorcios, riñas, peloteras y toletoles entre los matrimonios más acrisolados de Flores.
Pero hay que mencionar un fenómeno curioso que les ocurría a casi todos los miembros de la Sociedad.
Conforme avanzaba la correspondencia con los beneficiarios, muchos guionistas se enamoraban de verdad. La conocida redactora publicitaria Luz Vasallo se volvió loca de amor por el poeta Jorge Allen, cuyo caso atendió durante meses. Para evitar estas situaciones, las autoridades de la entidad resolvieron una rotación de guionistas. Pero el resultado fue desastroso. Las cartas perdían coherencia y verosimilitud, pues los redactores no alcanzaban a compenetrarse debidamente en su función.
Sobre el final de sus actividades Amantes Secretos recurrió al teléfono.
No fue una experiencia feliz. El lenguaje telefónico es menos tolerante con la creación artística y -por lo demás- muchos guionistas soltaban la carcajada en medio de las charlas, provocando cierta perplejidad en el cliente.
El juego de los Amantes Desconocidos era sin duda apasionante. Pero aunque admitía procesos más o menos prolongados, al cabo terminaba por extinguirse.
Nadie puede resistir mucho tiempo la tentación de conocer. Todos, tarde o temprano, exigen la consumación del amor epistolar.
Y así terminaban todas las historias. La mayoría de las veces con el silencio y el olvido. En alguna ocasión, con encuentros mas bien desteñidos.
Ives Castagnino, el músico de Palermo, se encontró una vez con una dama desconocida que le había enviado cartas durante años. Cuando la vio en la esquina, se acercó y le dijo:
Buenas noches. Soy el desengaño.
Hoy ya nadie habla de los Amantes Desconocidos de Flores. Pero esta entidad sin fines de lucro bien puede dejar en nuestro espíritu la sombra de una idea.
¿Por qué no convertirse uno en Amante Desconocido? ¿Por qué no ayudar con ilusiones a tantas almas solitarias que andan por la cuadra?
La vida está poniéndose muy aburrida. Sería maravilloso recibir una mañana de estas una nota perfumada y llena de besos que viene de no sé donde.
Dejo la inquietud a tantos guionistas, redactores, poetas y literatos que malgastan su tiempo jugando al billar.

Alejandro Dolina - "Crónicas del ángel gris".

Paseos



- ¿A qué hora vas a pasar a buscarme?
- A la hora de siempre.
- Pero si es la primera vez que vamos a quedar.
- Entonces, ¿las demás veces que habíamos ido a pasear por el parque, fueron simplemente un sueño?
- Quién sabe...
 Y la ilusión les dibujó una sonrisa, imaginando el momento en que se tumbarían en la arena cálida mirando al mar.



Cortesía de Pensamientos 2 Pi; interesante lugar por donde dar una vuelta... 

23 jul 2012

Nos veremos otra vez - Seru Giran

No estés sola en esta lluvia 
no te entregues por favor. 
Si debes ser fuerte en estos tiempos 
para resistir la decepción 
y quedar abierto, mente y alma, 
yo estoy con vos. 



Dancing in the rain...

No se trata de aguardar a que pase la tormenta...
se trata  de gritar con los truenos,
correr con los relampagos
y aprender a bailar bajo la lluvia.

20 jul 2012

Porque los amigos lo son todos los días...



En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.

En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...

-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.

Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.

19 jul 2012

Si de críticas se trata...



Me han dicho
—a modo de crítica—
que vivo en la luna.

Les he dicho
—a modo de crítica—
que viven en la Tierra.

Jaime Jaramillo Escobar

Si Tuviera Que Elegir - Ricardo Montaner


Si tuviera que elegir entre las siete maravillas
o pegada aquí en mis labios siete noches, siete días.
Si tuviera que elegir entre un millón de soledades,
me quedaba con la suya, es el mejor de mis males.


Sí... vos!

17 jul 2012

Fábricas del amor (II)



Alza tus brazos, ellos encierran a la noche, desátala
sobre mi sed,

tambor, tambor, mi fuego.
Que la noche nos cubra con una campana

que suene suavemente a cada golpe del amor.
Entiérrame la sombra, lávame con ceniza, cávame del dolor,

límpiame el aire:
yo quiero amarte libre.

Tú destruyes el mundo para que esto suceda
tú comienzas el mundo para que esto suceda.

-- Juan Gelman -




Ellas siempre saben!!

"O dáselo a tu madre.
Ella sabe como hacerlo."

Estar contigo...



Mañanas como ésta...



Hay días en los que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días.

Ernesto Sábato.

16 jul 2012

La Realidad de Mis Sueños


Podría pasar horas enteras contemplándote mientras dormís en el círculo de mis brazos.
No sería la primera ni la última vez. Sin embargo esta noche quiero cerrar los ojos y dejarme arrastrar a tus sueños que en realidad aun no termino de determinar si son tuyos o míos.

En mis sueños somos simplemente nosotras, dos personas que no se buscaban ni esperaban hallarse y sin embargo allí están; compartiendo y descubriendo la magia en los detalles, en ese mensaje por la mañana que no solamente significa dar los buenos días sino que en el trasfondo, es una manera de decir "comienza un nuevo día y estoy ya pensandote", en la llamada furtiva en horario de oficina y el almuerzo o cena compartido a la distancia; en los besos de buenas noches transmitidos por teléfono que nunca tengo la intensión de que sean mas de 10 minutos y por supuesto, se transforman en horas... en el encuentro que espero día tras día y que al fin, cuando llega, no alcanzan - no me alcanzan - las horas que tiene para hablarte lo suficiente, para besarte en demasía, para dejarle a tu cuerpo huellas y rastros de mis caricias, con la secreta esperanza que traspasen las barreras de la piel y sea tu corazón y tu alma donde se posan mis manos...

Cierro los ojos con tu mano sobre mi pecho, en un intento de acercarte más si es que es físicamente posible... oigo tu respiración suave y acompasada, contraparte del martilleo que le provocas a mi corazón, incluso dormida...me dejo llevar lentamente por el ritmo que empieza a ser solo uno... y sueño.

Sueño que no soñaba y despierto dándome cuenta que no hace falta buscar la magia en sueños. Es tu mano la que encierra la mía, tus ojos los que me miran y me dicen, junto a los buenos días, que el sueño de cada noche es la realidad que me recibe estos días.

Por no decir siempre...


Escapémonos - Marc Anthony & Jennifer López

"Escondamonos de la multitud del absurdo día a día 
donde todas esas cosas que perturben no estén mas 
en nuestras vidas, en nuestras vidas. 



Para que estemos solos amor 
y el universo se nos quede en un abrazo 
donde se esfumen esas dudas 
y esos miedos que nos quedan del pasado.... "

13 jul 2012

Las Mujeres que corren con lobos


Para amar el placer se requiere de muy poco. 
Para amar verdaderamente se requiere de un héroe que pueda manejar su propio miedo.

 Con miedo o no, es un acto del más profundo amor permitirse a uno mismo ser movido por el alma salvaje de otro. En un mundo donde los humanos tienen tanto miedo a "perder", hay demasiados muros que nos protegen de disolvernos en lo luminoso de otra alma humana.

 Muchas veces he escuchado a un hombre decir que tiene una "buena mujer" enamorada de él y él de ella, pero que simplemente no puede "soltarse" lo suficiente para ver lo que realmente siente por ella. El punto crítico para tal persona es cuando se permite a sí mismo amar "aún cuando"... Aun cuando tenga punzadas, aun cuando se sienta nervioso, aun cuando haya sido herido antes, aun cuando sienta miedo a lo desconocido.

Extracto de “Las Mujeres que corren con lobos” de Clarisa Pinkola.

12 jul 2012

El libro de los Abrazos.


Un título que tomo prestado dándole la razón a su dueño, es posible escribir todo un libro acerca de los abrazos.
Así  como existen incontables maneras de dar y catalogar un beso, de igual manera sucede con los abrazos.
Los hay de todas formas, funciones e intensidad: cortos y fugaces, como dados al pasar y sin pensarlos demasiado, otros con un halo de cortesía incluida, del tipo que brindamos cuando saludamos a algún conocido que por ej. acaba de recibirse; ni hablar de los abrazos al estilo Casablanca: en la estación de trenes, despidiéndonos quizá para siempre de la persona que amamos, aferrados al otro como si en ello nos fuera la vida...
Podría enumerar miles de situaciones, lugares y tipos de abrazos: de bienvenida y adioses; alegría y buenas noticias; de triunfo; de fe... hasta los hay de compromiso.
Pero ninguno como los suyos... 
Rotundos.
Definitivos. 
Tan característicos y distintivos que incluso parecen tener aroma y sabor propio. Saben a silencios cómplices y palabras jamás pronunciadas... huelen a promesas nunca dichas. 
Te dejan con la sensación de que es posible escaparse del mundo en una fracción de segundo y en medio de una avenida llena de gente; tienen la facultad de atravesar las fronteras de la piel, desnudándonos de barreras y obstáculos, permitiendo que al menos, por un momento, sientas el calor de un alma abrazando la tuya.




11 jul 2012


Nueva York - Vega




Por si un día decides que aquello valió la pena,
si descubres que ya no te importa el que dirán,
si te pesan las cicatrices,
la nostalgia de tiempos felices,
dando vueltas por este cuadro
me encontrarás...



El Doliente


Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida

El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado

Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?

Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.



- Oscar Hahn -