Para amar el placer se requiere de muy poco.
Para amar verdaderamente se requiere de un héroe que pueda manejar su
propio miedo.
Con miedo o no, es un acto del más profundo amor permitirse a uno
mismo ser movido por el alma salvaje de otro. En un mundo donde los humanos
tienen tanto miedo a "perder", hay demasiados muros que nos protegen
de disolvernos en lo luminoso de otra alma humana.
Muchas veces he escuchado a un hombre decir que tiene una
"buena mujer" enamorada de él y él de ella, pero que simplemente no
puede "soltarse" lo suficiente para ver lo que realmente siente por
ella. El punto crítico para tal persona es cuando se permite a sí mismo amar
"aún cuando"... Aun cuando tenga punzadas, aun cuando se sienta
nervioso, aun cuando haya sido herido antes, aun cuando sienta miedo a lo
desconocido.
Extracto de “Las Mujeres que corren con lobos” de Clarisa Pinkola.
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