No sería la primera ni la última vez. Sin embargo esta noche quiero
cerrar los ojos y dejarme arrastrar a tus sueños que en realidad aun no termino
de determinar si son tuyos o míos.
En mis sueños somos simplemente nosotras, dos personas que no se
buscaban ni esperaban hallarse y sin embargo allí están; compartiendo y
descubriendo la magia en los detalles, en ese mensaje por la mañana que no
solamente significa dar los buenos días sino que en el trasfondo, es una manera
de decir "comienza un nuevo día y estoy
ya pensandote", en la llamada furtiva en horario de oficina y el
almuerzo o cena compartido a la distancia; en los besos de buenas noches
transmitidos por teléfono que nunca tengo la intensión de que sean mas de 10
minutos y por supuesto, se transforman en horas... en el encuentro que espero
día tras día y que al fin, cuando llega, no alcanzan - no me alcanzan - las horas
que tiene para hablarte lo suficiente, para besarte en demasía, para dejarle a
tu cuerpo huellas y rastros de mis caricias, con la secreta esperanza que
traspasen las barreras de la piel y sea tu corazón y tu alma donde se posan mis
manos...
Cierro los ojos con tu mano sobre mi pecho, en un intento de acercarte
más si es que es físicamente posible... oigo tu respiración suave y acompasada, contraparte del martilleo que
le provocas a mi corazón, incluso dormida...me dejo llevar lentamente por el ritmo que empieza a ser solo uno... y
sueño.
Sueño que no soñaba y despierto dándome cuenta que no hace falta buscar
la magia en sueños. Es tu mano la que encierra la mía, tus ojos los que me
miran y me dicen, junto a los buenos días, que el sueño de cada noche es la
realidad que me recibe estos días.
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