Defender la alegría como una trinchera
defenderla del
escándalo y la rutina
de la miseria y los
miserables
de las ausencias
transitorias
y las definitivas
defender la alegría
como un principio
defenderla del
pasmo y las pesadillas
de los neutrales y
de los neutrones
de las dulces
infamias
y los graves
diagnósticos
defender la alegría
como una bandera
defenderla del rayo
y la melancolía
de los ingenuos y
de los canallas
de la retórica y los
paros cardiacos
de las endemias y
las academias
defender la alegía
como un destino
defenderla del
fuego y de los bomberos
de los suicidas y
los homicidas
de las vacaciones y
del agobio
de la obligación de
estar alegres
defender la alegría
como una certeza
defenderla del
óxido y de la roña
de la famosa pátina
del tiempo
del relente y del
oportunismo
de los proxenetas
de la risa
defender la alegría
como un derecho
defenderla de dios
y del invierno
de las mayúsculas y
de la muerte
de los apellidos y
las lástimas
del azar
y también de la
alegría.
Mario Benedetti.
0 descorrieron el telón:
Publicar un comentario