1 feb 2012

La visita




Los días se suceden unos a otros, sin oportunidad ni chance de cambio. No me molestan, me siento a la vera de mi vida contemplando el tiempo, amigo inseparable de esta alma vieja, mientras de vez en cuando, tu sombra se sienta a mi lado y me conversa de días pasados y los días que vendrán. Me susurra al oído historias de tu vida y la mía que nunca se entrelazaron o tal vez sí y no fuimos capaces de verlo. Quien sabe?
Vienen a mí miles de pensamientos sueltos, inconexos entre sí… de antes, de ahora.

En este momento, por ejemplo, me pregunto que te hace sonreír, no habitualmente, sino en estos días, la última vez que has sonreído por algún motivo en particular. Incluso si esa sonrisa es con nostalgia, producto tal vez de recordar momentos que fueron felices con alguien que ya no forma parte de tu vida de la manera en que solía hacerlo.

Has estado triste? Me suele pasar sentir una mezcla de melancolía por lo que fue y ya ha pasado o cambiado. Es curioso como cambian los sentimientos hacia una persona con el tiempo. Al igual de curioso cómo las cosas nacen de cierta forma y van evolucionando... hasta que indefectiblemente mueren.

Se lo comento a tu sombra y como siempre, sin despedirse se retira, dejándome con una semi sonrisa en el rostro, más mueca de reconocimiento ante el comportamiento tan habitual y conocido, que sonrisa en sí.

Sacudo la cabeza asintiendo y miro el suelo, mientras pasa la sensación.

Aún así, siento a tu alma tocando la mía. Tan suave como el viento acariciando un prado, tan cerca que no estoy segura de que no sean sólo una.

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