29 ago 2013

Según pasan los años...


Ha transcurrido prácticamente una vida y si cierro los ojos, aun puedo sentir tu perfume sutil y delicado y el calor de tus brazos rodeándome para dormir un ratito mas. No alcanzo a recordar tu cara, ni tus gestos, tampoco tu voz... sin embargo, todavía me veo sentada en los escalones de la habitación del fondo, "leyendo" las revistas de mi papá (de las que solo entendía que tenían muchos colores) y puedo vislumbrar tu falda, sentadita a mi lado en tu sillón: mi primera compañera de lectura y la abuela a la que he extrañado todos y cada uno de estos  años en que no has estado.

Un día como hoy, hace 30 años, dejaste de estar presente físicamente pero incluso desde el cielo, me enseñaste cosas que nadie mas pudo: el amor por la ópera, tu manera particular de decir malas palabras, la simpleza de tus comidas... y que el amor y la añoranza no se pasan con el tiempo, solo aprendemos a vivir con ellos. La tristeza se convierte en nostalgia y las lágrimas empiezan a ir acompañadas de una sonrisa al recordar hasta casi casi desaparecer.

Y este día con aroma a primavera, elijo recordarte así: con el sol brillando en tu pelo blanco, tus manos en el regazo disfrutando la mañana de sol y escuchando al Gorrión de Francia que tanto te gustaba...



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