"Cuando
era pequeña había una mujer en mi vida a la que le daban pánico las tormentas.
Me lo contagió. Cuando fui mayor quiso que sus tormentas, todas, siguieran
dándome pánico. El miedo te inmoviliza. Pero yo había decidido ya luchar contra
todos mis miedos. Y separar, sobre todo, los que eran míos e incluso atávicos,
a los que me habían sido impuestos como un elemento de control… Yo siempre he
navegado muy bien dentro de las tormentas del alma, Fernandomaría; sólo sé irme
directa a ese corazón y quedarme dentro, hasta que la tormenta, la Naturaleza
desatada, se calma. Pero es que he sido nieta e hija de tormentosos marineros."
Besos
peregrinos.-
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